SANTA MARIA SCALA COELI
La actual iglesia de Santa Maria Scala Coeli fue realizada por el cardenal Alejandro Farnesio en 1584. Se edificó de nuevo sobre un anterior Oratorio, que se había derrumbado. La construcción, de planta octogonal, es una sencilla obra barroca realizada por el arquitecto Giacomo Della Porta.
Está ubicada en el interior de la Abadía delle Tre Fontane (Abadía de las Tres Fuentes), un complejo monacal situado al final de la vía delle Acque Salvie, el breve camino que sigue la antigua vía Laurentina, a las afueras de Roma.
Ya desde los primeros siglos existía en el lugar otro Oratorio, llamado «Mansio Sanctae Dei Genetricis Mariae» (Casa de María Madre de Dios). Se construyó sobre una cripta en donde se decía que estaban sepultados el tribuno Zenón junto a otros 10.203 soldados mártires, condenados a muerte por Diocleciano tras haber construido las grandes termas.
Las persecuciones de Diocleciano fueron un intento del emperador para regenerar el Imperio. Pero, para reinstaurar la pagana religión oficial romana, era necesario la radical eliminación del cristianismo. Y lo pretendió a través de cuatro edictos, publicados en poco más de un año:
- En el primero (23 de febrero de 303) ordenó la destrucción de sus lugares de culto y de los Libros Sagrados, al tiempo que privaba de derechos civiles a todos los cristianos.
- En abril de 303, unos disturbios atribuidos a los cristianos, surgidos en Oriente (Siria y Mitilene), sirvieron de pretexto para un segundo edicto. Dispuso el encarcelamiento de todo el clero con el fin de privar a los fieles de sus pastores.
- Un tercer edicto exigía a los clérigos encarcelados que sacrificasen a los dioses romanos. Quienes así lo hiciesen, serían liberados. Los que rehusasen, serían condenados a muerte.
- En marzo del 304 publicó un cuarto edicto. Éste, ampliando el edicto anterior, extendía la obligación de hacer sacrificios a todos los cristianos, manteniendo idénticas premisas.
Además, la fuerte presencia de cristianos en el Ejército se veía como un peligro interno, por lo que hizo depurarlo. Dispuso que los cristianos que no renunciaran a su Fé fueran apartados de sus legiones y enviados a Roma. Allí, como esclavos, los obligaron a trabajar en las Termas de Diocleciano, entonces en construcción. La tradición sostiene que, al concluirlas, como perseveraron en su Fé, los condenaron y decapitaron “donde está la fuente permanente”, en el valle conocido como “de las Aguas Salvias”.
Al parecer, los ajusticiaron el 9 de julio de 298 d.C. (otros autores sostienen que ello acaeció fuera de la Puerta de San Sebastián) y sus cuerpos fueron trasladados y enterrados aquí.
En la cripta, frente al pequeño altar, una placa grabada en mármol en 1771 conmemora este lugar como donde descansan los restos de esos mártires, San Zenón y los 10.203 soldados cristianos que lo acompañaban.
No obstante, no está claro si este San Zenón se corresponde con el homónimo que tiene una capilla a él consagrada en Santa Prassede (Roma). Al parecer, sus restos fueron traslados a esa basílica en el siglo IX, cuando se reconstruyó la capilla. Sin embargo, las evidencias son insuficientes; e incluso hay quien opina que bien pudiera tratarse de dos Zenones diferentes.
En el siglo VII el Oratorio aparece descrito como iglesia, dedicada a Santa María Annunziata. Por ello se considera, tras la basílica de Santa Maria Maggiore, la iglesia más antigua de Roma dedicada a la Virgen.
Sin embargo, en 1183 sucedió un memorable acontecimiento. Según las crónicas medievales, cuando el entonces abad del monasterio, San Bernardo di Claraval, celebraba misa por los difuntos en el pequeño oratorio, en presencia del Papa Inocencio II, en un momento de éxtasis tuvo una visión: por una alta escalera ascendían del Purgatorio las almas de los mártires hasta el Cielo. Subían escoltados por ángeles, y allí los esperaba la misma Virgen, acogiendo sus almas. Fruto de esta visión, adoptó el nuevo nombre de “Scala Coeli” (Escalera del Cielo).
El Oratorio se derrumbó a finales del siglo XVI, y su reconstrucción “ex novo” fue realizada por el cardenal Alejandro Farnesio, entonces abad in commendam de la Abadía delle Tre Fontane. La obra se confió a Giacomo Della Porta, quien realizó la actual iglesia, de planta octogonal, entre 1582 y 1584. El interior se decoró y completó en 1589 por el cardenal Pietro Aldobrandini, quien sucedió a Alejandro Farnesio. La consagración de la nueva iglesia implicó también la consagración de las reliquias de San Zenón y sus mártires.
La iglesia, al estar construida sobre una cripta, está precedida por un elevado tramo de escaleras. En ellas pueden apreciarse algunos signos y dibujos rayados en sus piedras. Algunos afirman que son referencias que dejó el arquitecto a los constructores, si bien hay otros que apuntan que pudiera tratarse de simples graffitis del siglo XVI.
Sobre el dintel de entrada está inscrito el nombre adoptado por la iglesia, Scala Coeli, coronado por un pequeño tímpano y un rosetón, rematado con el escudo nobiliario de la familia Farnesio.
También puede verse el escudo familiar del cardenal Pietro Aldofrandini a ambos lados de la piedra angular del arco de entrada.
La iglesia tiene una planta octagonal irregular. Se accede al interior a través de un pequeño vestíbulo, que ocupa uno de los lados octogonales.
El interior está dominado por una delicada y preciosa cúpula, sostenida por ocho pilastras corintias acanaladas, dobles en las esquinas. Un epígrafe recorre toda la cornisa; en él se menciona el martirio de San Zenón y sus compañeros, así como la visión de San Bernardo.
El interior de la cúpula, cual si fuera el Cielo, es de color azul oscuro salpicado de estrellas blancas. En el centro, semejando ser el Sol, una linterna octogonal la ilumina.
El Altar Mayor, dedicado a San Bernardo, tiene un retablo donde se representa su visión de la Escalera al Cielo, obra de Desiderio de Angelis (1670-1738). Está flanqueado por un par de columnas corintias de mármol rosa que sostienen un frontón triangular.
El ábside está decorado con un precioso y fino mosaico diseñado por Giovanni De Vecchi y realizado, en 1591, por el florentino Francesco Zucchi.
En él aparece centrada la imagen de la Virgen con el Niño. A su izquierda están representados san Bernardo, san Roberto di Molesmes y el papa Clemente VIII. A la derecha están los santos Vincente y Anastasio, junto con el cardenal Aldobrandini (la flor de lis, tomada de su escudo familiar, puebla casi todas las esquinas de la iglesia).
Además, se suceden tres ábsides semicirculares, con otros tantos altares dedicados a San Zenón y sus compañeros, a la Santa Virgen y a San Bernardo, y dos capillas laterales: una dedicada a Nuestra Señora, con un retablo anónimo de “La Anunciación” (de fines del siglo XVI); la otra está dedicada a San Zenón y a sus compañeros mártires. El retablo original de esta última capilla fue robado a finales del siglo XX; el actual es una fiel y moderna reproducción del pintor romano Tata Mario.
En las dos paredes diagonales hay otros dos altares: uno dedicado a la Crucifixión y el otro al Inmaculado Corazón de María.
Del suelo cosmatesco original apenas quedan vestigios; tan sólo perduran algunos restos, junto con un fragmento de un epígrafe funerario cristiano hallado aquí, del siglo III.
También aquí descansan los restos de Ferdinando Ughelli, abad de este monasterio que falleció en 1670. Es una figura muy reconocida por el ser autor de “Italia Sacra”, una monumental obra historiográfica sobre los obispos italianos, en nueve volúmenes, realizada entre 1644-1662.
Dos pequeñas rampas convergentes descienden hasta la cripta, que aún conserva el piso original de la primitiva construcción (siglo XIII). Aquí, en esta diminuta capilla, es donde celebraba misa San Bernardo cuando tuvo la visión Scala Coeli. Hoy, el pequeño altar que la preside, dedicado a San Pablo y a San Zenón, es una pieza del siglo XVI (en su frontal está grabado el escudo de los Farnese).
El retablo de mampostería que hay sobre él (con una franja inferior de decoración cosmatesca del siglo XIII, dañada), tiene la siguiente composición: el centro lo ocupa una cruz foliada de piedra roja, encajada en una losa marmórea; a su izquierda, en un pequeño fresco, muy deteriorado, aparece San Pablo en prisión; el fresco de la derecha, originalmente de San Zenón y hoy perdido, se reemplazó por dos iconos bizantinos con las figuras de San Juan Evangelista (izquierda) y San Pablo (derecha).
Flanqueando el retablo, dos aberturas rectangulares, enmarcadas en mármol y protegidas por rejas, permiten contemplar otros tantos habitáculos, bastante abandonados:
- El de la izquierda contiene un altar pagano dedicado a la diosa Dia (diosa de la luz, o diosa brillante), una arcaica divinidad romana protectora de la agricultura y las cosechas, posteriormente identificada con Ceres.
- El de la derecha, donde pueden apreciarse los restos del antiguo cementerio cristiano que allí hubo, se tiene por el lugar donde estuvo preso San Pablo inmediatamente antes de ser decapitado (así lo refleja una pequeña inscripción en el marco).
En tiempos modernos, la comunidad ortodoxa rumana usaba informalmente la iglesia. En el año 2002, el Papa Juan Pablo II les otorgó oficialmente su uso tras la visita a Roma del Patriarca de Rumanía (Teoctista). No obstante, aparentemente, ya no la utilizan.