FONTANA DEL MASCHERONE
La Fontana del Mascherone se encuentra al final de la vía Giulia, en la intersección con la via del Mascheroni, a la que da nombre. Su instalación había sido ya interesada en 1570 para atender las necesidades del barrio tras la apertura de la nueva via Giulia.
Esta via Giulia la promovió Julio II (Giuliano della Rovere, Papa de 1503 a 1513), de quien tomó el nombre, para facilitar el acceso al Vaticano. Su diseño corrió a cargo del arquitecto Donato Bramante. Éste logró el trazado vial más largo (1 Km.) y ancho de todos los construidos hasta el momento en Roma; y, además, totalmente recto.
No obstante, la fuente no pudo realizarse dado el escaso suministro del acueducto Aqua Virgo, que entonces abastecía la zona. Hubo que esperar hasta 1612, cuando el abastecimiento de agua fue garantizado tras inaugurarse el nuevo acueducto Aqua Paola (reconstrucción del antiguo Aqua Traiana), realizado por Pablo V (Camillo Borghese, Papa de 1605 a 1621).
La fuente, diseñada por el arquitecto romano Girolamo Rainaldi (1570-1655), fue construida en el año 1626. Se compone de una gran bañera de pórfido (granito), seguramente reutilizada de alguna antigua terma romana, respaldada por un fondo de mármol travertino. Centrado en éste, y flanqueado por dos volutas en espiral rematadas con esferas, el agua surge de la boca de un mascherone (“mascarón” de época romana), del que la fontana toma el nombre. De él cae hasta una pileta en forma de concha, y de ésta se vierte al gran pilón inferior.
El conjunto, hoy protegido por pilotes de travertino y una leve valla metálica, se asienta sobre una base rectangular de mármol, ligeramente hundida respecto del nivel de la calle.
En su parte superior, la fuente está rematada con un lirio. Originalmente era de travertino, y desde el siglo XIX de hierro, símbolo heráldico de la familia Farnese.
Fue esta noble familia quien la costeó, al interesar la traída de agua a su palacio. Es más, la fuente se asienta en la parte trasera del Palazzo Farnese, y la flanquean edificios que hoy pertenecen a la embajada de Francia.
Originalmente la Fontana del Mascherone ocupaba el centro de una pequeña plaza, conformada por la intersección de las calles de entonces.
No fue hasta finales del siglo XIX cuando, con la transformación del área al construirse los muros del Tíber, se construyó la pared posterior en que descansa.
Aunque hoy es una apacible fuente, en eventos importantes de la Roma del siglo XVIII, no manaba agua, sino vino. Así ocurrió, por ejemplo, el día de Pentecostés de 1720. El motivo fue la elección del nuevo Gran Maestre de la Orden de Malta, el sienés Marco Antonio Zondadari. El mismo Zondadari preparó una gran fiesta para celebrarlo, iluminando, a sus expensas, toda la calle, engalanada con suntuosos adornos por sus conciudadanos.
Por vía Giulia desfilaron en espléndidos y lujosos carruajes, los principales nobles romanos, ricamente vestidos. Y también el pueblo llano acudió a participar allí de la gran fiesta. Máxime cuando al anochecer, y hasta las cuatro de la mañana del día siguiente, de la boca de la Fontana del Mascherone comenzó a brotar un “delicioso” vino.
Su presencia es un lujo para el vecindario, pues dispone de agua pública y una bella fuente que ornamenta el entorno. Pero, sobre todo, la Fontana del Mascherone, como otras muchas, es un grato alivio para los miles de turistas que, cada verano, transitan por estas hermosas calles y precisan refrescarse (aunque sea con agua).
Algo más que sumar a todo cuanto nos ofrece Roma, esa…¡Roma Infinita!