CIRCUS MAXIMUS
El Circus Maximus (Circo Máximo) se construyó en tiempos del quinto rey de Roma, Lucio Tarquinio Prisco (616-579 a.C.). Se erigió en el valle entre los montes Aventino y Palatino, en el lugar donde, según la tradición, tuvo lugar el famoso rapto de las Sabinas. Según la etimología de Tertuliano, su nombre deriva de Circe, la hija de Helios, porque en su honor se organizaron allí los primeros juegos.
Durante siglos, la estructura fue completamente de madera, hasta que en el año 309 a.C., en el lado corto, al Norte, se construyeron las carceres, las estancias donde jinetes y monturas esperaban hasta el comienzo del espectáculo. En el lado opuesto, al Sur, en el centro del lado curvo se hallaba la Porta Pompae, construida a finales del siglo IV a.C. y más tarde reconstruida por el senador Lucio Stertinio, en 196 a.C., como si de un verdadero arco triunfal se tratara.
En el siglo II se modificó en mampostería, y en época imperial fue reformado y ampliado por Julio César y, posteriormente, por Augusto, Nerón, Trajano, Domiciano y Constantino. Retuvo el honor de ser el primer y mayor circo de Roma.
Pero fue con la ampliación de Trajano cuando el Circus Maximus alcanzó sus máximas dimensiones: 600 x 140 metros. El graderío, con una altura de 35 metros, circundaba una pista de más de 45.000m2, con capacidad para unos 300.000 espectadores (más de un cuarto de la población de la ciudad). Un aforo que jamás ha sido superado por ningún otro estadio deportivo en toda la Historia. Ha acogido todo tipo de eventos: competiciones hípicas, caza con animales exóticos (venatio), representaciones teatrales, ejecuciones, desfiles triunfales, procesiones religiosas…
Las gradas (cávea) se disponían horizontalmente en tres niveles:
- El inferior, y más cercano a la pista, era de mármol, y estaba reservado a senadores y público de alto nivel.
- La zona intermedia la ocupaban los patricios y miembros del orden ecuestre.
- La superior era de madera, y en ella se asentaba el vulgo. En ésta, debido a la gran aglomeración de público, continuamente se producían derrumbamientos, como sucedió en el año 140, cuando fallecieron 1.112 espectadores, tragedia que sigue siendo el mayor desastre en acontecimientos deportivos de la Historia.
El Palco Imperial (Pulvinar), que interrumpía las gradas en el lado del Palatino, fue construido por el emperador Domiciano, y estaba conectado con los palacios palatinos por un largo pasadizo cubierto. Al parecer, en él fue asesinado el emperador Calígula por el jefe de la Guardia Pretoriana, entre otros, cuando regresaba al Palacio Imperial.
La spina era el eje central de la pista, a la que dividía en dos partes. A su alrededor discurrían las carreras. Estaba adornada con estatuas y obeliscos (el 10 a.C. se colocó el obelisco de Ramses II, hoy en Piazza del Popolo; en 357, Constancio II agregó un segundo obelisco, el de Thutmosis III, hoy en Piazza San Giovanni in Laterano). Unos huevos de piedra, sustituidos por delfines de bronce donados en el año 33 a.C. por Agripa, contabilizaban las vueltas a la pista. Las metas se ubicaban en ambos extremos de la spina, y era donde los caballos y los carros giraban.
Las carreras de cuadrigas fueron las más habituales. En ellas, los equipos participantes se distribuían en cuatro facciones. Los aurigas vestían túnicas cortas, del color de su facción (verde, blanco, rojo y azul). Normalmente participaban 12 cuadrigas, que esperaban en las doce puertas de las carceres hasta su apertura, momento en que entraban en la arena aclamados por el público, y se colocaban en la línea blanca de salida. El recorrido, de 7 vueltas (unos 7 Km.), solía durar un cuarto de hora. El ganador recibía una corona de laurel (o una palma), además de importantes sumas de dinero y la popularidad de la facción correspondiente. Incluso, si el auriga era un esclavo, podía conseguir la libertad.
Las carreras eran muy peligrosas y el auriga podía perder la vida o sufrir graves lesiones en alguna caída. Las doce cuadrigas no podían correr a la vez a la misma altura, por lo que la destreza y habilidad en su manejo precisaba años de duro entrenamiento. Los carros eran de madera, muy ligeros, y el auriga llevaba las riendas atadas a la cintura; por ello, siempre portaban un cuchillo para, en caso necesario, cortarlas e impedir que los caballos les arrastraran.
También fueron muy habituales las carreras pedestres y los Ludi Troiani, en los que jóvenes de la nobilitas romana simulaban luchar entre sí, a caballo, para deleite de los asistentes.
Totila, rey de los Godos, fue el último que ofreció a los romanos unas carreras en el Circus Maximus, en el 549.
Tras el colapso del Imperio, y durante toda la Edad Media, el área se utilizó para viñedos y huertos. Incluso se instaló un Mercado, trasladado más tarde a Viale Manzoni. Los cobertizos se convirtieron en alojamiento de vagabundos.
En este período se construyó un molino para procesar de productos agrícolas. La torre, conocida como Torre della Moletta (Torre del Molino), se encargaba de defender el molino, actualmente desaparecido, que usaba un antiguo arroyo que discurría por el lugar, el “Marrana” (también conocido como Fosso di San Giovanni, o Acqua Mariana).
La torre pasó a propiedad de la familia Frangipane, en el año 1145, que la convirtió en centro de un complejo fortificado, y le dio su forma característica de planta cuadrangular, con hermosas almenas gibelinas cerradas al Sur, y con el piso superior proyectado en ménsulas, con arcos ciegos.
En 1213, la torre estuvo habitada por Jacopa de ‘Normanni (Jacopa dè Settesoli), descendiente de normandos y viuda de Graziano Frangipane, tras ingresar en la Tercera Orden Franciscana. En ella alojó, ese mismo año, a Francisco de Asís, de quien era fiel seguidora y amiga fraterna, en la que sería su última estancia en Roma. Como agradecimiento, recibió un cordero, símbolo de mansedumbre e inocencia, al que crio y cuidó con gran amor. Sus restos descansan frente a los del santo, en Asís.
En el siglo XVI, se excavó para extraer sus obeliscos, que aparecieron a 7 metros de profundidad. Sus bloques fueron reutilizados en la construcción de la Basílica de San Pedro. El molino, junto con las casas medievales y las chabolas de vagabundos que se fueron instalando en la zona, fueron demolidos en 1943, cuando se proyectó restaurar el Circus Maximus. No obstante, la guerra suspendió el proyecto, lo que facilitó la supervivencia de la torre. Posteriormente en la zona se asentó un cementerio judío. A partir del siglo XIX acogió un gasómetro, almacenes, empresas artesanales y viviendas.
En el siglo XIX acogió las oficinas de la compañía del gas. En 1930 se excavó y limpio toda el área y se dejó como lo vemos hoy en día. Se sabe que el Circo se conserva íntegro bajo tierra, pero su excavación se ve dificultada por el soterramiento del arroyo Acqua Mariana. Aunque quedan escasos restos visibles, aún pueden apreciarse la pista (cubierta de hierba), la spina y algunas de las cárceres de salida. Se puede acceder a las galerías que conducían a las gradas de la cávea y apreciar lo que queda, entre otros restos, de las antiguas letrinas, tabernas romanas y lupanares.
Ocasionalmente, el Circus Maximus aún se usa para fines lúdicos:
- El 2 de julio de 2005 en él se celebró el concierto del “Live 8”.
- El 10 de julio de 2006, alrededor de 1.000.000 de italianos celebraron la IV Copa del Mundo obtenida por Italia en el Mundial 2006
- Génesis ofreció un concierto el 14 de julio de 2007 ante 500.000 espectadores (editando un DVD del show llamado “When in Rome”
- Los Rolling Stones hicieron vibrar el lugar el 22 de junio de 2014 en su “XIV On Fire Tour”
- En julio de 2018 actuó la romana Laura Pausini, la primera mujer en la historia en hacer su presentación allí.