CARMENTA
Virgilio, en la Eneida, refiere que Carmenta era la mítica madre de Evandro (al que tuvo de su unión con el dios Hermes/Mercurio), llegada con él de Arcadia tras ser desterrado.
Aunque no era este el nombre que tenía en su patria de origen. Según Plutarco se llamaba Nicóstrata, o Parrasia según Ovidio, por haber llegado de Arcadia, de la que “Parrasia” era un distrito. En Roma se la llamó así por poseer el don de la profecía (carmen significa canto mágico, poema-verso).
Plutarco matiza que en Roma se la llamó así por ser una mujer privada de juicio a causa de sus delirios en las inspiraciones, pues al hecho de estar privado de él le dan el nombre de carere y el de menten a la razón. Se decía que había muerto a los 110 años y que su hijo la enterró al pie del Capitolio.
No obstante, en Roma se la tuvo por una de las ninfas Camenae. Éstas eran cuatro hermanas que residían en el bosque sagrado de álamos negros que, en continua primavera, rodeaba la Fonte delle Camene (Fons Camenorum), un manantial ubicado justo fuera de la Puerta Capena, al pie del monte Celio. Las hermanas eran:
- Carmenta: profetisa y protectora de los embarazos, de los partos y patrona de las parteras.
- Postvorta: diosa del Pasado.
- Antevorta: diosa del Futuro.
- Egeria: diosa de la Sabiduría.
Sea como fuere, para conmemorar el fin de la guerra tras el episodio del rapto de las sabinas, Rómulo, junto a la festividad de la Matronalias, estableció para las mujeres la festividad de las Carmentalias. Aunque también algunos autores indican se introdujo tras la toma de Fidenas (sobre el 435 a.C.).
La fiesta se celebraba distribuida en dos días. El primer día, 11 de enero, las mujeres se quejaban de la prohibición de montar en carro por la ciudad. El segundo día, 15 de enero, era de reconciliación.
Al parecer, los romanos habían prohibido a sus mujeres que pasearan en carruajes (carpentum) por la ciudad. Este hecho se repitió durante las guerras púnicas, para frenar sus lujos y gastos excesivos. La prohibición les alcanzaba incluso estando embarazadas.
En represalia, las mujeres se negaron a tener hijos, e incluso se provocaban el aborto de los engendrados. Los Senadores, pese a reprocharles duramente su actitud, alarmados por el fuerte descenso de la natalidad, les restituyeron el derecho, y mandaron que se celebrasen dos ceremonias en honor de Carmenta para que favoreciera los nacimientos, erigiéndole un altar en su honor en el lugar donde se creía que fue enterrada por su hijo Evandro.
Los restos de ese altar aún perduran entre las ruinas del actual Área Sacra de San Omobono, cerca de la puerta que, en su honor, tomó su nombre, Porta Carmentalis.
Era un festival muy popular entre las mujeres, especialmente entre las embarazadas. Éstas solicitaban a Carmenta vaticinios favorables sobre el porvenir de sus hijos aún por nacer. Imploraban también a Postvorta para que facilitase el parto (sobre todo a los que venían por los pies) y evitase los abortos, y a Antevorta para que velase por su salud como madre y suavizase los dolores del parto.
En las Carmentalias, los ritos eran oficiados por el Flamen Carmentalis. Las libaciones y ofrendas eran incruentas y rigurosamente vegetales (especialmente cereales), pues siendo la diosa de los nacimientos nada podía relacionarla con la muerte. Por ello, en sus ritos no se realizaban sacrificios de animales, pues estaba prohibido contaminar el fuego puro, ni se permitía elemento alguno relacionado con la muerte. Incluso estaba prohibido llevar pieles o cuero al templo, pues dejan de restos de animales muertos y ello se consideraba un mal auspicio.
Pese a la prohibición expresa de sacrificar animales, con el tiempo se permitió en los banquetes la presencia de carnes. Dirigidos por las sacerdotisas, se entonaban cánticos, seguidos de bailes y procesiones. Aunque era una festividad matriarcal, la población se unía a la celebración, que solía durar hasta el atardecer, e incluso hasta la noche, pero estaba estrictamente prohibido tener relaciones sexuales ese día.
Su nombre se hizo extensivo a las pitonisas y adivinas, a las que en Roma se las llamó Carmentas.
Según Higinio, las Parcas (moiras para los griegos) inventaron siete letras griegas, las cuales Mercurio llevó a Egipto. De Egipto, Cadmo las transportó a Grecia, y Evandro las llevó desde Arcadia a Italia. Allí, Carmenta las transformó en quince letras latina, por lo que se consideró la inventora del alfabeto latino, y también del calendario. Tanto es así, que sus sacerdotisas, en época arcaica, fueron las encargadas de instruir a las gentes.
Carmenta también era la diosa de la música y de la danza, por lo que también se la solía representar con una corona de habas en la cabeza (por considerarse ese fruto propicio, al tener escondidas sus semillas, para los misterios sagrados). Otro de sus atributos era un arpa, con la que cantaba melodías al Universo, atributo que más tarde fue transferido al dios Apolo.