ROSSETO COMUNALE
El Rosseto Comunale (Rosaleda Municipal) está situado justo frente al Circo Máximo, en la via di Valle Murcia, cuyo nombre recuerda al primitivo valle existente entre el Palatino y el Aventino.
Se ubica a los pies de la mítica colina donde Remo pretendió fundar la ciudad, el Aventino (antiguamente llamada Mons Murcius, por los mirtos que allí crecían).
En el año 456 a.C. toda la colina se declaró de utilidad pública y se distribuyó a los plebeyos para que construyeran allí sus viviendas. Ya en el siglo III a.C. el lugar que hoy ocupa el Rosseto Comunale estaba dedicado a las flores. Allí se erigió entonces un templo dedicado a la diosa Flora (la Cloris griega), diosa de la primavera, la vegetación y la fertilidad en general.
En su honor se instituyeron los Floralia (Ludi Florae, Juegos de Flora). Esta festividad se celebraba entre el 28 de abril y el 3 de mayo, y simbolizaba la renovación del ciclo de la vida, por lo que se transformó en una fiesta distendida y alegre, marcada por bailes, bebidas y flores.
Pronto la colina fue densamente poblada, hasta el punto de que en época de Augusto (siglo I d.C.) no quedaba espacio libre para edificios públicos. Sin embargo, en época imperial, con la reubicación del puerto Tiberino y las actividades comerciales con él relacionadas, los plebeyos se trasladaron hacia el sur, cerca del Puerto del Emporium, y al otro lado del río, en el Trastévere. La colina perdió entonces su carácter popular y se convirtió en barrio aristocrático.
No obstante, a lo largo de la Edad Media esta zona junto al antiguo valle Murcia se fue deteriorando progresivamente, casi hasta el abandono. En el siglo XVI estaba recubierta de huertos y viñedos. En 1645, el solar que actualmente ocupa el Rosseto Comunale fue comprado por la comunidad judía, quienes instalaron allí un cementerio, con un pequeño jardín contiguo.
Allí estuvo el Cementerio Judío hasta 1895, cuando se cerró definitivamente debido al nuevo Plan Urbanístico de Roma. Entonces se acordó con la comunidad judía su traslado al Cementerio de Verano, siendo demolido entre 1930-1935. Tras la apertura del actual Vial del Circo Máximo, tan sólo algunos cipreses dispersos permanecen como testigos de ese camposanto judío.
No sería hasta 1950 cuando se convirtió en sede de la nueva Rosaleda Municipal (anteriormente estuvo en el monte Opio). Como agradecimiento a la comunidad judía por ceder ese espacio sagrado, a la entrada se colocó una estela que lo rememora. Además, las sendas interiores que lo recorren guardan la forma de la “Menorá”, el candelabro de siete brazos símbolo nacional del judaísmo.
Para el pueblo judío, la Menorá (Menorah) es símbolo de la palabra de Dios y representa la iluminación universal. Su Luz, la “santa iluminación”, es el “espíritu de la verdad”. Tal y como consta en el Libro del Éxodo, se realizó en oro macizo, y su diseño fue revelado por Dios a Moisés para ser colocado en el Primer Templo de Jerusalén.
Según una teoría basada en una profecía de Isaías, los brazos del candelabro aluden a las ramas del conocimiento humano: 6 de ellos están ligeramente inclinados hacia el central, que representa a Dios, y guiados por Él. Espiritualmente, representarían a:
- El brazo central (1), a Dios.
- Los brazos inmediatos al central (2 y 3), a la Sabiduría y a la Inteligencia.
- los centrales de cada lado (4 y 5), al Consejo y al Poder.
- Los brazos de los extremos (6 y7), al Conocimiento y al Temor a Dios.
El Rosseto Comunale ocupa un área de unos 10.000 m². Alberga alrededor de 1.100 especies de variadas rosas, de las que destacan las “rosas antiguas” y las “rosas botánicas”. Su hibridación, a principios del siglo XIX, con las “rosas chinas” ha generado infinidad de variedades: son las que hoy conocemos como “rosas modernas”.
Algunas especies son especialmente singulares, sobresaliendo la Rosa Chinensis Virdiflora, de pétalos verdes, la Rosa Chinensis Mutabilis, que cambia de color con el paso de los días, y la Rosa Foétida, una rosa maloliente.
Inaugurado simbólicamente el 21 de abril de 1951 (cumpleaños de Roma), el jardín sigue la pendiente de la ladera, y está divido en dos secciones:
- El área superior (con la forma de la Menorá, más grande), acoge la colección de “rosas botánicas”, tanto “antiguas” como “modernas”.
- El área inferior (de forma oval), alberga las nuevas variedades de rosas recién creadas, y aquí permanecen durante dos años participando en el «Premio Roma» para variedades nuevas; también aquí se exponen todas las variedades ganadoras de este prestigioso certamen, cuya primera edición se celebró en 1933 (entonces en la colina Opio).
Esta última zona sólo es accesible al público el tercer domingo de mayo, fecha en que tradicionalmente tiene lugar el precitado concurso floral.
Mención especial merece la estadounidense Mary Gayley Seeni (1884-1971). Con tan solo 20 años, tras visitar Roma en 1904, quedó fascinada por la Ciudad Eterna.
Amante de las rosas, Mery soñó con que Roma tuviera su propia rosaleda. Gracias a su pasión y perseverancia, tras algunos intentos fallidos (aunque algunas de sus rosas aún adornan los jardines papales de Castel Gandolfo), en 1932 consiguió que se abriese el primer jardín público de rosas. Fue en el cerro Opio (junto a la Domus Áurea), y tuvo más de 300 plantas de rosas.
Tan sólo un año después lanzó el primer Concurso Internacional para cultivadores de rosas, el “Premio Roma”. Sin embargo, con la Segunda Guerra Mundial, el jardín fue devastado. Y no sería hasta 1950 cuando, gracias a su alentador impulso, se retomara su proyecto en el Rosseto Comunale di Roma.
Eternas gracias, Mary…