CRIPTOPÓRTICO NERONIANO
ROMA ARCAICA

CRIPTOPÓRTICO NERONIANO

El Criptopórtico Neroniano (Neronian Cryptoporticus) se encuentra ubicado en el Cermalus, o “colina de los Gemelos”, una de las dos cimas, ésta situada al Norte, del Monte Palatino. La otra, situada al Sur, es el famoso Palatio, o “colina de Pales”. De ésta última tomó nombre todo el promontorio (Collis Palatinus), que se eleva a una altura de unos 51 m. sobre el nivel del mar (unos 32 m. sobre la moderna Roma).

Es un pasaje subterráneo que, originalmente, comunicaba la Domus Tiberiana con la conocida como Casa de Livia (Domus Liviae). Y se cree que fue Tiberio (Tiberio Claudio Nerón, 42 a.C.-37 d.C.), emperador romano del 14 al 37 d.C., quien lo construyó.

En aquellos tiempos el monte Palatino no era exclusivo aún de los emperadores romanos. En él habitaban también otros muchos nobles romanos que habían hecho de él un barrio residencial de élite. Todos los ciudadanos podían transitar libremente por el entramado de sus calles, si bien es muy posible que por las noches se cerrasen sus principales accesos: el Clivus Victoriae, la Porta Romanula, e incluso las famosas Escaleras de Caco (Scalae Caci).

El padre del emperador Tiberio, de igual nombre que éste, vivió en una modesta casa del Palatino que luego heredó Germánico, su otro hijo. Allí nació el futuro emperador, y junto a ella decidió Tiberio, cuando las relaciones con su madre empezaron a enturbiarse, construirse una monumental residencia, que por él fue nombrada Domus Tiberiana. Hasta entonces, su infancia y juventud había transcurrido junto a su madre, Livia, en la casa que ésta tenía en las proximidades, la Domus Liviae: los aposentos privados de la esposa del emperador Augusto. Y, supuestamente, decidió crear este exclusivo pasaje subterráneo con una evidente doble finalidad: preservar su intimidad y evitar ser indebidamente “molestado” por los transeúntes que habitualmente pululaban por el Palatino. Por este secreto túnel podía desplazarse ocultamente hasta la casa materna y retornar a sus aposentos sin ser visto ni molestado por nadie.

El pasadizo, horadado en el subsuelo de tufa (una roca caliza muy porosa y ligera), tenía de unos 130 m. de largo, 4 m. de ancho y 5 m. de alto. Todo él estaba alumbrado y aireado con las llamadas en italiano “Bocche di Lupo” (bocas de lobo): pequeños tragaluces abiertos en lo alto de una de las paredes verticales que permiten ventilar e iluminar, desde arriba, los espacios subterráneos.

INTERIOR CRIPTOPÓRTICO NERONIANO

Todo el corredor estaba abovedado y pavimentado en mosaico, con columnas entre las “bocas de lobo”. Y sus paredes engalanadas con refinados casetones de estuco blanco, así ideados para retener la escasa luz que penetraba del exterior. En ellos se alternaban, entre clásicas escenografías romanas, multitud de ornamentos vegetales y cupidos. Parte de esa decoración aún puede apreciarse in situ; y, pese a ser meras copias, dan testimonio de la fastuosidad con que en su día se adornó tan peculiar espacio. Los escasos fragmentos originales que sobrevivieron al irremediable paso de los siglos, a fin de preservarlos, hoy se exhiben en el cercano Museo Palatino, donde podremos contemplarlos en todo su esplendor.

Con todo, posiblemente fuese Tiberio quien menos utilizó este singular pasadizo. Su estancia en Rodas, sus campañas militares y su retiro definitivo a la isla de Capri lo mantuvieron mucho tiempo alejado de Roma.

Tras el fallecimiento de Tiberio, sus propiedades pasaron a ser propiedad de su sobrino Calígula, quien amplió la zona palaciega haciéndola llegar hasta el mismo Foro. Y fue precisamente en este oscuro y solitario corredor, donde Calígula, “cuya demencia -según refiere Séneca- era proclamada por todos, una vez muerto, claro está”, encontró su fin: aquí cayó asesinado un 24 de enero del año 41 d.C.

CRIPTOPÓRTICO NERÓN MUERTE CALIGULA

No obstante, el pasadizo continuó formando parte de las estructuras palaciegas. Su sucesor, Claudio, también lo utilizó, y posteriormente Nerón. Él fue quien, tras el devastador incendio del 64 d.C., no sólo lo reforzó cubriéndolo internamente con una gruesa capa de ladrillo de unos 60 cm. de espesor, sino que lo amplió considerablemente comunicándolo con su nueva residencia imperial: la Domus Transitoria. De él tomó nombre este secreto pasaje, que también se conoce como Cryptoportic Neronis (Criptopórtico de Nerón).

Otros incendios, sobre todo los de los años 80 y 192 d.C., devastaron las edificaciones del Palatino. Pese a ello, las partes afectadas palaciegas se reconstruyeron y el Criptopórtico Neroniano permaneció prácticamente incólume. Su estructura se amplió, comunicándolo con las sucesivas edificaciones palaciegas que en los siglos siguientes, y en seis niveles superpuestos, poblaron todo el Palatino. Es más, allí se estableció el mismo Juan VII (Papa del 705 al 707), hijo de Platón, el oficial superintendente de los edificios imperiales del Palatino (cura Palatii), quien hizo de la antigua Domus Tiberiana su residencia Papal. Sus más inmediatos sucesores también se establecieron allí, hasta que finalmente pudieron retornar al Palacio Laterano.

No obstante, en el siglo X todo el solar Palatino quedó abandonado, y la mayor parte de sus materiales constructivos se reutilizaron en nuevas edificaciones. Con todo, el corredor subterráneo perduró, cayendo prácticamente en el olvido. Sobre él se erigiría, entre los años 1537-1628, el famoso Horti Farnesiani. Éste es el exclusivo jardín botánico anexo a la Villa que allí construyó para su solaz el cardenal Alejandro Farnesio (1520-1589). Con los años, tras extinguirse sin herederos la familia Farnesio (Farnese), todo el espacio quedó cubierto bajo un impenetrable manto de vegetación y ruinas.

JARDÍN CRIPTOPÓRTICO NERONIANO

La Villa Farnesio, tras un breve periplo borbónico, acabó finalmente en manos de Napoleón III, un apasionado de la arqueología. Contando con su incondicional apoyo, la zona fue preservada y excavada metodológicamente, entre los años 1861-1870, por el arqueólogo y topógrafo romano Pietro Rosa (1810-1891). Y, tras conseguir que Napoleón III cediese el Palatino al nuevo Gobierno Italiano, prosiguió sus excavaciones, ya como Director. Su obra fue continuada por otros renombrados arqueólogos, Rodolfo Lanciani, Giacomo Bono, etc. Éstos llevaron a cabo una eminente labor de recuperación, restauración y consolidación del entorno.

Tras solventarse los graves problemas estructurales que lo mantuvieron clausurado los últimos 50 años, el Criptopórtico Neroniano, es accesible al público desde el año 2023. Y, pese a que se han derrumbado algunos de sus tramos, hoy podemos transitar por su primitivo trazado, pisando, literalmente, el más oculto pasaje de la Roma Imperial. Además, se han habilitado paneles indicativos que nos facilitan su comprensión, acompañados de proyecciones halográficas que nos muestran cómo debió ser su exquisita decoración.

Poner aquí los pies y caminar por donde lo hicieron personajes tan insignes como los referidos, es toda una experiencia ineludible. Y si agudizamos el ingenio (cerrando los ojos y abriendo los oídos), aún podremos percibir el susurro de lo que estas piedras contemplaron: siglos de Historia y de leyendas que nos ofrece, una vez más, nuestra Roma Infinita.

 

BIBLIOGRAFÍA: Para documentar esta página se han consultado, entre otras, las siguientes fuentes:
  • ROMA, la ciudad del Tíber” (2015), de Pilar González Serrano, doctora en Historia por la Universidad Complutense de Madrid.
  • Qualis artifex pereo. L’Architettura Neroniana” -La calidad de un artesano. La Arquitectura Neroniana- (2011), del arquitecto Alessandro Viscogliosi, profesor de Historia de la Arquitectura Antigua y Medieval en la Universidad romana de “La Sapienza”.
  • Nueva Enciclopedia Larousse” (1980), Editorial Planeta.
  • «Las ruinas y excavaciones de la Antigua Roma” (1897), del arqueólogo romano Rodolfo Lanciani (1845-1929).
    TRECANI ”, Enciclopedia italiana.
  • Guía Arqueológica de Roma” (2022), publicada por el Ministerio de Cultura, Parco Archeologico del Colosseo.
  • Parque Arqueológico del Coliseo”, página web del Museo del Palatino.
  • Anna Zelli” – Guía turística de Roma.
  • Consolaciones (Consolación a Polibio)”, del filósofo y escritor cordobés Séneca «el Joven» (Lucio Annaeus Seneca, 4 a.C.-65 d.C.).
  • Glosario ilustrado de arte arquitectónico”, diccionario de arquitectura en Web.
  • Los palacios imperiales romanos y la expresión del poder: de Octaviano a Diocleciano” (2023). De Lucas Tamargo López, Graduado en Historia por la Universidad de Oviedo y doctorando en la Universidad Autónoma de Madrid.
  • RAE”, diccionario de la Real Academia de la Lengua española.

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