IGLESIA DE SANTA BIBIANA
La iglesia de Santa Bibiana fue consagrada por el papa Simplicio en 468. Estaba sobre los restos de otra menor, que al parecer construyó en 363 la matrona Olimpina Flaviana, sobre la casa paterna donde vivió Santa Bibiana. En esa misma casa fue enterrada tras haber sido azotada hasta la muerte durante la persecución cristiana de tiempos de Juliano el Apóstata (361-363).
En el siglo VI, la iglesia estaba flanqueada por un cementerio (donde descansaban más de 10.000 cuerpos de mártires). Era conocida como “ad ursum pileatum“ (el oso encapuchado), tal vez por alguna casa que ostentaba un oso con un casco en la cabeza.
En 1224, el Papa Honorio III reconstruyó la iglesia. Pero fue el papa Urbano VIII quien la renovó completamente. Con motivo de esta renovación, el monasterio, ocupado por monjas durante casi dos siglos, y construido junto a la iglesia por el Papa Honorio III, se demolió.
Urbano VIII adjudicó la obra a Gian Lorenzo Bernini. Trabajó en ella entre en 1624 y 1626, mientras se ocupaba del baldaquino de San Pedro. La renovación de la fachada fue la primera obra como arquitecto que realizó Bernini (con 26 años). Tímpano roto, balaustradas, salas empotradas y pórticos le dan una armoniosa dinámica de claroscuro. Su culminación luminosa confluiría en el centro del ático, posiblemente en un gran escudo de armas de Urbano VIII, hoy desaparecido.
El atrio, abierto lateralmente con dos arcos, tiene un techo abovedado y tres entradas, dos laterales muy simples y una central, coronadas por un tímpano roto con escudo de armas y una inscripción que conmemora la restauración encargada por el papa Urbano VIII.
A los lados de la entrada central también hay dos inscripciones. En el lado izquierdo, un epígrafe amurallado, con personajes góticos de época medieval (siglo XIII), recuerda el convento y el cementerio anteriores adyacentes a la iglesia, donde descansan «DIEZ MIL SEISCIENTOS SESENTA Y SEIS CORPI DE MARTYRI«. A la derecha, la misma inscripción, pero en latín.
Justo después de la entrada, a la izquierda, protegida por una rejilla de hierro, se encuentra el tronco de la columna de granito rojo a la que estuvo atada Santa Bibiana para ser azotada.
Esta columna se trasladó allí tras la construcción del templo. Aparece consumida por el tiempo, pero también por el “raspado” que hacían los devotos para obtener así un polvo con el que, mezclándolo con agua del pozo del jardín adyacente y con hierbas de menta del lugar, preparaban un brebaje al que atribuían propiedades milagrosas, en la confianza de que era un remedio mágico contra la epilepsia, de aquí que se la hiciera patrona contra ese padecimiento.
El interior de la iglesia de Santa Bibiana está dividido en tres naves por una doble hilera de antiguas columnas, procedentes de la iglesia original del siglo V (de granito rojo, grisáceo y mármol blanco), coronadas con capiteles corintios compuestos. Las paredes conservan frescos de Agostino Ciampanelli y Pietro da Cortona.
En el altar mayor Bernini colocó la estatua de Santa Bibiana, de mármol blanco. Es la primera figura completamente vestida del artista. La representó con los atributos de su martirio: la columna de la flagelación, los azotes, la corona de mártir y una sonrisa angelical. Esa sonrisa, que asombra o desconcierta, en la antesala del éxtasis, y parece estar a punto de desfallecer.
En 1624, al hacer las excavaciones dirigidas por Bernini, se descubrieron bajo el altar mayor las reliquias de Santa Bibiana. Estaban conservadas en dos vasos de vidrio con su correspondiente inscripción. Ahondando en las excavaciones se hallaron dos sarcófagos superpuestos, cada uno de los cuales contenía un esqueleto cubierto de cal.
Aunque no contenían nombre ni símbolo cristiano, se atribuyeron a Dafrosa y Demetria, madre y hermana, respectivamente, de la Santa. El hallazgo de estos dos cadáveres in situ y rociados de cal (procedimiento usado antiguamente por razones de salubridad), demuestra que no se tocaron desde su inhumación, pues en un traslado resultaba inútil adoptar tales medidas higiénicas. Ello evidencia que la iglesia de Santa Bibiana fue levantada sobre tres sepulturas. Dos de ellas estaban intactas, y los restos de la otra estaban colocados en recipientes en época desconocida.
Hoy, los restos de Santa Bibiana, junto con los de su madre y su hermana, se custodian juntos bajo el Altar Mayor. Están en una preciosa urna de alabastro de la época de Constantino.
El culto a Santa Bibiana, decaído durante siglos, resurgió en la Edad Media. Es patrona de los epilépticos y, además, también se invoca contra los dolores de cabeza, convulsiones, locura y males nerviosos en general. Su festividad se conmemora cada 2 de diciembre.
Un comentario
Lazaro Contreras
Es Cristo importante por estos tiempos mi informacion llegue a el Papa necesito asegurar q mi informacion llegue a el publico. Estoy aqui. Porfavor contacten me por face. No responden la gente por otros caminos. Los espero para bendecirnos