SEPTIZODIUM
El emperador Septimio Severo hizo construir, en 203 a.C., el famoso Septizonium (o Septizodium). Es un monumental ninfeo ricamente decorado con estatuas, frescos, mosaicos, fuentes, plantas, etc. Su función era servir de fondo escénico, con una monumental fachada columnada, de múltiples pisos, con el que impresionar a quienes llegaban a Roma por la vía Appia, en particular a sus compatriotas procedentes de África.
Su apariencia nos es conocida por los grabados de la Formae Urbis Romae y del Renacimiento. Evoca un escenario teatral, con tres grandes nichos divididos en tres pisos, con columnas, muy similar al Ninfeo de Mileto, en Asia Menor.
Durante un corto tiempo albergó la tumba de Geta, pero su hermano Caracalla le impuso la Damnatio Memoriae.
Algunos argumentan que su nombre deriva del nombre del emperador que lo construyó. Otros infieren que haría referencia a la estructura, que estaría dividida en siete secciones, si bien los grabados y reconstrucciones muestran un edificio conformado solamente en tres secciones. Los más sostienen que Septizonium hacía referencia a la “Casa de los Siete Planetas”, por las estatuas que albergaba. Éstas se corresponderían con las siete deidades planetarias: Saturno, Sol, Luna, Marte, Mercurio, Júpiter y Venus.
Lo que parece confirmado es que es un arquetipo monumental, bien definido y generalizado, presente también en otras ciudades imperiales. De hecho, hay noticias de edificios con este nombre en otras ciudades imperiales, especialmente en el norte de África, como Cincari, Henschir Bedd, Lambaesys y Lilybaeum.
El edificio comenzó a caer en ruinas a principio de la Edad Media. Fue en el siglo VIII, donde, como muchos monumentos abandonados, fue fortificado por una familia noble. El Septizonium entró a formar parte del sistema de fortificaciones que la familia Frangipane había construido en el área, que también incluía el Coliseo y el Circo Máximo.
Sus restos se dividieron en dos partes, llamadas Septem Solis Maior y Septem Solis Minor, ya que el sector central de la estructura se había derrumbado. Algunos apuntan que Jacopa de ‘Settesoli (viuda de Graziano Frangipane), tomó su nombre «de ‘Settesoli» del Settizonio, pues así se llamó en la Edad Media.
En la Edad Media su función cambió totalmente. En 1198 se celebró en el Septizodium el Cónclave donde Inocencio III fue elegido Papa. También, en 1241 acogió un nuevo Cónclave, donde resultó elegido Celestino IV.
Más tarde, negligencias y terremotos provocaron el derrumbe de paredes y estatuas, provocando la ruina del edificio. Se convirtió, consecuentemente, en una cantera de preciados y gratuitos materiales de construcción, cuyos restos fueron expoliados poco a poco.
En 1588, el papa Sixto V no tuvo reparos en derribar lo que quedaba del Septizodium (obra considerada pagana) para usar su mármol, piedras y columnas en su “campaña de modernización de Roma”, bajo la dirección del arquitecto Domenico Fontana.
Gracias al arqueólogo Rodolfo Lanciani, quien referenció los destinos del material obtenido de la demolición de las ruinas del Septizodium, sabemos hoy que algunas de sus “piedras” se encuentran en varios lugares. Algunos de ellos son:
- San Giovanni in Laterano (fachada del crucero, patio y escalera).
- Iglesia de San Giacomo degli Schiavoni, en Ripetta.
- Palazzo della Cancelleria.
- En las fuentes ubicadas en la confluencia de las actuales Via Quattro Fontane y Via del Quirinale-Via XX Settembre.
- En la columna de Marco Aurelio (Columna Antonina: 104 bloques, en su reparación y asiento de la base de la estatua de San Pablo).
- La Casa de los Mendigos, en Ponte Sisto; para la reforma de los Baños de Diocleciano
- En los cimientos del obelisco Flaminio, en la Piazza del Popolo (33 bloques).
- Y, obviamente, en la tumba del mismo Sixto V, y de Pío V, ambas en la majestuosa capilla familiar del pontífice en Santa Maria Maggiore (Capilla de la Cuna, 15 bloques).