
SAN JORGE EN VELABRO
La basílica de San Jorge en Velabro (San Giorgio in Velabro) está ubicada en la plazoleta de la Cloaca Máxima y cerca del pantano fluvial donde se dice que el pastor Faústulo encontró a los gemelos Rómulo y Remo, que habían sido recogidos por la “loba” (posible apodo de su mujer, Acca Larentia, que frecuentaba el pantano para ganarse la vida).

El vocablo in Velabro procede del latín “velum aureum”, que puede traducirse como “pantano dorado”. Se cree que se usó ese nombre en referencia a la zona cenagosa que, tras cruzar el Foro, formaba el arroyo Velabro antes de desembocar en el Tíber.
En la Edad Media se creía, sin embargo, que su denominación derivaba de “vellum aureum”, en evidente alusión a la dorada lana con que se comerciaba en las proximidades (como el Vellocino de Oro).
HISTORIA DE SAN JORGE IN VELABRO
En el lugar estuvo emplazada en el siglo V una diaconía gobernada por monjes griegos. Éstos realizaban actividades de caridad, centrados en la tarea de administrar y distribuir las provisiones a los pobres. Durante el breve pontificado del papa León II (682- 683) se erigió la iglesia, dedicada inicialmente a San Sebastián (oficial de la guardia personal del emperador Diocleciano). Se eligió esa localización por ser este lugar donde, según la tradición, fue arrojado a la Cloaca Máxima tras ser martirizado.
Fue durante el siglo siguiente, bajo el pontificado del papa griego Zacarias, cuando la iglesia se dedicó a San Jorge con motivo de la traída de sus restos. El santo guerrero fue asesinado en Capadocia en el año 303 por el emperador persa Daciano, a instancias de las persecuciones cristianas de Dioclecinano. Bajo el altar paleocristiano (siglo VII), en la confesión, se conservan como reliquias el cráneo, la espada y un hombro de San Jorge.

En la Edad Media la iglesia fue conocida como «San Giorgio alla fonte«, ya que en sus alrededores brotaba agua virgen, «l’Acqua Argentina» (agua de plata), que discurría hasta la Cloaca Máxima formando un lodazal llamado vulgarmente la «marrana di San Giorgio«. Se nombró así por lo insalubre de sus aguas.
Al estar emplazada bajo el nivel del río Tíber, los continuos desbordamientos de éste hicieron que fuese sometida a numerosas restauraciones. En el siglo IX se reconstruyó en estilo románico.
HASTA LA ACTUALIDAD…
La fachada actual está precedida por un hermoso pórtico sostenido por cuatro pilares de ladrillo. Cuatro columnas antiguas con capiteles jónicos y una puerta constituyen la única entrada. En el siglo XII se procede a varias restauraciones, dando lugar al pórtico de entrada y el campanario, con cuatro pisos de triforas.
El interior, asimétrico, es más ancho en la fachada y más estrecho en el fondo. Ello es producto de sucesivas yuxtaposiciones sobre edificaciones anteriores. Presenta tres naves separadas por filas de arcos de medio punto apoyadas sobre columnas, todas ellas diferentes (expoliadas de antiguos monumentos).

El ábside semicircular, con un estupendo ciborio o baldaquino cosmatesco, está alineado con la nave central. Está decorado con un fresco, atribuido a Pietro Cavallini (1295), que representa ”La bendición de Cristo” entre la Virgen y San Jorge a caballo (izquierda), y San Pedro y San Sebastián (derecha).
Ésta última es una de las más antiguas representaciones iconográficas de San Sebastián, donde aparece como “un rudo y canoso soldado romano, armado con escudo, coraza, gladio y lanza”.
En su pared exterior izquierda sobrevive, incrustado en ella, parte del pequeño Arco degli Argentari.

En 1700 se convirtió en almacén de aceite y vino. En 1926 se restauró totalmente, eliminándose la arquitectura antigua, incluida la elegante fachada barroca.
La basílica fue destruida casi por completo en julio de 1993 por un atentado con coche-bomba colocado en sus proximidades. Destruyó el pórtico y el tímpano de la iglesia, quedando intacto el campanario. Tras su última restauración, en 1996, ha recuperado su original esplendor.
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