EL MÁGICO NÚMERO 7
MISCELÁNEA

EL MÁGICO NÚMERO 7

El 7 era considerado en la antigüedad un número mágico: lo conforman el sagrado número 3 (símbolo de perfección) y el terrenal número 4 (con sus cuatro elementos y sus cuatro puntos cardinales). El 7 es el resultado de esta adicción, y representa la conexión entre la Tierra y el Cielo: esto es, la totalidad del Universo en movimiento.

Su simbología presumiblemente proceda de la esfera celeste, donde los siete planetas clásicos forman un todo, el septenario: el Sol, la Luna y los cinco planetas visibles entonces conocidos (Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno). De ahí que la inmensa mayoría de las representaciones del guarismo 7 en las culturas antiguas derive, muy probablemente, de estas siete esferas celestes y simbolice estos siete elementos.

Según Hipócrates de Cos (460-370 a.C.):

 

“El número 7, por sus virtudes ocultas, tiende a realizar todas las cosas; es el dispensador de la vida y fuente de todos los cambios, pues incluso la Luna cambia de fase cada siete días: este número influye en todos los seres sublimes”.

 

El número siete está presente en toda la cultura clásica griega. Para constatarlo, sirvan estos ejemplos:

 

  • Las míticas Pléyades (hijas del titán Atlas y la ninfa marina Pléyone) eran 7: Maya, Celeno, Mérope, Alcíone, Electra, Estérope y Táigete.

 

  • 7 eran las ninfas encargadas de cuidar el mítico Jardín de las Hespérides (de Hera). Allí crecía el árbol que daba manzanas de oro, que volvía inmortales a quien las comiera. Fueron también conocidas también como las “Siete Mélides”: Egle, Aretusa, Etitea, Hestia, Hespera, Herperusa y Hesperia.

 

  • Los Sabios de Grecia en la Antigüedad Clásica fueron 7: Tales de Mileto, Solón de Atenas, Bías de Priene, Pítaco de Mitilene, Cleóbulo de Lindos, Quilón de Esparta y Periandro de Corinto.

 

  • También 7 fueron las «Artes Liberales» para los antiguos griegos: Música, Gramática, Retórica, Lógica, Aritmética, Astronomía y Geometría.

 

  • Y, por supuesto, las Maravillas del Mundo Antiguo eran 7: el templo de Diana en Éfeso, las Pirámides de Egipto, los Jardines Colgantes de Babilonia, el Coloso de Rodas, la estatua de Júpiter Olímpico, el Mausoleo (sepulcro del rey Mausolo) y el Faro de Alejandría.

 

 

En las culturas orientales, el mágico número 7 también tuvo un simbolismo similar. Éste se fundió con las culturas babilónicas y semíticas, que, a través del judaísmo, impregnaron el mundo cristiano. Evidencias de ello son:

 

  • La Biblia dice que la creación del mundo se realizó en 7 días.

 

  • 7 colores (rojo, naranja, amarillo, verde, cian, azul y violeta) componen el espectro del Arco Iris. Con él, Dios mostró su voluntad divina anunciando a Noé, tras el Diluvio Universal, que jamás volvería a destruir la tierra con un diluvio.

 

  • José interpretó el sueño de las 7 vacas gordas y de las flacas.

 

  • El año sabático ocurría cada 7 años, y uno de cada 7 era Año Jubilar (inicialmente).

 

  • El Menorá (Menorah), el sagrado candelabro del pueblo judío, está compuesto de 7 brazos.

 

  • El Apocalipsis refiere 7 iglesias (Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea), con sus 7 ángeles guardianes. Además, cita 7 sellos y 7 trompetas; 7 plagas, etc.

 

  • Ante el trono de Dios arden 7 antorchas de fuego, en representación de los 7 Espíritus de Dios: el Espíritu de Jehová, el de la Sabiduría, el de la Inteligencia, el del Consejo, el del Poder, el del Conocimiento y el del Temor de Jehová.

 

 

Asímismo, la Teología Católica refiere, entre otros:

 

  • Los 7 Sacramentos (Bautismo, Confirmación, Eucaristía, Confesión, Unción de enfermos, Orden sacerdotal y Matrimonio).

 

  • Los 7 Pecados Capitales (lujuria, pereza, gula, ira, envidia, avaricia y soberbia).

 

  • 7 son las Virtudes Humanas: 3 Teologales (Fe, Esperanza y Caridad) y 4 Cardinales (Prudencia, Justicia, Fortaleza, Templanza).

 

  • También 7 son las horas canónicas, según el “Libro de los Salmos”: “Siete veces al día te alabaré«.

 

  • 7 fueron los “Dolores” de la Virgen María.

 

  • Y 7 fueron las últimas palabras (Septem Verba) que pronunció Jesucristo crucificado antes de expirar:

Pater in manus tuas commendo spiritum meum” (“Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”).

 

 

De todo ello se nutrió Roma, al erigirse como Cabeza de la Iglesia del mundo cristiano.

Sin embargo, el número 7 ya estaba presente en el mundo romano desde mucho antes de la llegada del cristianismo. Así lo demuestra su subliminal presencia, patente en ejemplos como los que se exponen a continuación:

 

  • Roma se fundó sobre 7 colinas: Aventino, Capitolino, Celio, Esquilino, Palatino, Quirinal y Viminal.

 

  • 7 fueron sus primitivos reyes: Rómulo, Numa Pompilio, Tulio Hostilio, Anco Marcio, Lucio Tarquinio Prisco, Servio Tulio y Tarquinio el Soberbio.

 

  • Su lengua, el Latín, se articuló en base a 7 “casos gramaticales”: Nominativo, Vocativo, Acusativo, Genitivo, Dativo, Ablativo y Locativo.

 

  • Con 7 letras establecieron su sistema de numeración: I (1), V (5), X (10), L (50), C (100), D (500) y M (1.000).

 

  • En los hipódromos (como el Circo Máximo), 7 eran las vueltas que se daban a la pista en las competiciones que allí se celebraban. Además, cada una de las siete pistas representaba el circuito celestial de uno de los 7 planetas entonces conocidos.

 

  • Confeccionaron un calendario lunar y establecieron (aunque no inicialmente) la semana de 7 días.

 

Además, en el culto romano de los misterios de Mitra su presencia fue preeminente. Existían 7 niveles iniciáticos que permitían a los neófitos ir recorriendo, a través de los 7 cielos, el camino de retorno al Origen del alma, deshaciendo el camino que éste había descendido al encarnarse en el nacimiento.

Presumiblemente, esos 7 niveles iniciáticos estaban relacionados con los 7 planetas entonces conocidos: Mercurio, Venus, Marte, Júpiter, Luna, Sol y Saturno. Y éstos estaban asociados, según los antiguos alquimistas, a los 7 metales básicos: Mercurio, Cobre, Hierro, Estaño, Plata, Oro y Plomo (en respectiva correspondencia con los planetas mencionados).

El mágico número 7… Una ancestral presencia que conviene rememorar.

 

 

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