LA FUENTE DE LOS TRITONES

Esta preciosa fuente, conocida como Fuente de los Tritones (en italiano Fontana dei Tritoni), está ubicada en la popular Piazza della Bocca della Verità. Toma ésta ese nombre de la enigmática piedra (Boca de la Verdad) que hoy ornamenta el atrio de la cercana iglesia de Santa María in Cosmedín (del siglo IV).

Ocupa un singular paraje, pues allí estuvo emplazado el mercado de ganado de la antigua Roma: el Foro Boario (Forum Boarium).

Es un privilegiado entorno repleto de Historia: en sus inmediaciones se encontraba el primitivo Gran Altar de Hércules (Ara Máxima) y allí se instaló el primer puerto fluvial de Roma, el Puerto Tiberino (ya desaparecido).

Testigos de aquellos remotos tiempos son el Templo de Portuno (del siglo VI a.C., reconstruido en el siglo II a.C.) y el Templo de Hércules Víctor (del 120 a.C.). Ambos aún hoy perduran en torno a la fuente, embelleciendo la zona con su presencia. Y también la Cloaca Máxima, que, oculta bajo el subsuelo de la plaza, desaguaba allí mismo, en el Tíber.

Sin embargo, este incomparable escenario padeció, como toda Roma, el inexorable paso del tiempo. Muchos de los edificios estaban abandonados o en ruinas, y sufría los continuos desbordamientos del Tíber, que lo anegaban todo.

Fue Clemente XI (Giovanni Francesco Albani, Papa de 1700 a 1721) quien reurbanizó la zona, elevando el terreno de la plaza y despejándola de indeseables construcciones. Y decidió colocar allí una fuente para beneficio público, abasteciéndola con un ramal del acueducto de Acqua Felice.

En 1715 encomendó el diseño de la fuente a Carlo Francesco Bizzaccheri (1656-1721), un prestigioso arquitecto romano alumno de Carlo Fontana.

Bizzaccheri elaboró el proyecto inspirándose en la que Bernini diseñó para la actual Piazza Barberini: la famosa Fuente del Tritón, erigida en 1642. Además, en homenaje a su promotor, incluyó los blasones heráldicos del Papa en su composición y decoración.

Recordamos aquí, para una mejor comprensión, el emblema heráldico de Clemente XI: “De azur, una faja acompañada en jefe de una estrella de ocho rayos y en punta un monte moviente de tres cimas, todo de oro”.

La fuente se compone de una gran pila octogonal en forma de estrella de ocho puntas (blasón de los Albani), conformada con ocho lados cóncavos. Del centro de la pila emerge, a modo de acantilado, un robusto grupo de piedras, ornamentado con algunas plantas acuáticas talladas en la misma roca.

Sobre estos escarpados bloques se yerguen dos robustos tritones marinos: seres mitológicos con torso humano y cola de pez, hijos Poseidón y Anfítrite, considerados por los antiguos griegos dioses marinos (eran la personificación de las olas marinas).

Ambos tritones, con sus escamadas colas artísticamente entrelazadas, están dispuestos de espaldas uno contra otro. Con sus fornidos brazos sostienen sobre sus cabezas una enorme concha marina, finamente tallada y decorada con sendos escudos pontificios.

De su centro surge el continuo flujo de agua que abastece la fuente. Brota de un surtidor que emerge de tres pequeños montículos (blasón de los Albani), sobre los que vuelve a caer hasta rebosar de la gran concha, finalizando su ciclo en la pila subyecente.

Toda la fuente está tallada en travertino, y es obra del escultor Francesco Maratti (1669-1719), conocido como “El Paduano” por su lugar de origen. No obstante, el tallado del acantilado es del cantero Filippo Bai.

Tras escasos dos años de obras, la fuente quedó lista el 7 de enero de 1719.

Originalmente contaba con otros cuatro surtidores dispuestos simétricamente en la base rocosa. Sin embargo, al no disponer de suficiente flujo de agua, se suprimieron en el siglo XIX. También se cambió la disposición de los pilones que la protegen, que entonces permitían el paso a estos surtidores.

Adyacente a la fuente, y para salvaguardar su límpida agua, disponía de un práctico y sencillo abrevadero, estrecho y en forma de óvalo alargado, que también se utilizaba para lavar la ropa. Sin embargo, fue retirado a finales del siglo XIX debido a las obras de contención del Tíber, trasladándose a unos 150 m. más al Sur. Hoy es conocido como “Fontanile di Clemente XI” (Lungotevere Aventino, 4), y mantiene su estructura y decoración original: el surtidor, decorado con un prótomo (cabeza) de león, y el escudo papal tallado en la parte posterior.

Actualmente la Fuente de los Tritones se asienta  sobre un escueto escalón, apenas visible al haberse elevado el terreno circundante. Y está protegida por una sencilla balaustrada de hierro, que la envuelve sustentada en 16 pequeños pilones.

Acercarse a ella y contemplarla en todo su esplendor es todo un incomparable lujo. La armonía de su composición, el equilibrio de sus formas y el ameno fluir de sus aguas nos devolverán multitud de reflejos luminosos, irrepetibles en sucesivas visitas.

Toda una exquisitez que nos brinda, una vez más, nuestra ¡Infinita Roma!

 

 

BIBLIOGRAFÍA:

• “ROMA, la ciudad del Tíber” (2015), de Pilar González Serrano, doctora en Historia por la Universidad Complutense de Madrid.
• “TESAURO”, Diccionario de Historia Antigua y Mitología.
• “TRECANI”, Enciclopedia italiana.
• “Diccionario de símbolos y temas misteriosos” (2012), del ensayista Federico González Frías.
• “ACIPRENSA”, Enciclopedia Católica.
• “Servicio Turístico de Roma”, página de información turística municipal.
• “Roma secreta”, página Web cultural de Roma.
• “RAE“, Diccionario de la Lengua Española.
• «Roma Virtuale«, página Web cultural de Roma.
• “Blog de Heráldica”, del diseñador Xavier García Mesa.
• «ECURED«, Enciclopedia Cubana.