MITREO DEL CIRCO MÁXIMO
El Mitreo del Circo Máximo se llamó así por encontrarse en las cercanías de dicho circo. Se localiza a unos 20 m. de donde, en su día, se ubicaran las carceres del Circo Máximo, de las que la separa la actual Via dell’Ara Massima di Ercole (antes llamada Via ad duodecim Portas).
No obstante, se encuentra ubicado en el antiguo Foro Boario, contiguo a la iglesia de Santa María in Cosmedín, en donde estuvo el Ara Máxima de Hércules y donde está la Boca de la Verdad.
Su hallazgo se produjo casualmente en 1931. Fue cuando se acondicionaban los sótanos de la antigua fábrica de pasta “Pantanella” para ubicar allí almacenes de los Talleres del Teatro de la Ópera de Roma (Magazzini del Teatro dell’Opera).
A 14 metros de profundidad salió a la luz un imponente edificio de ladrillo de época imperial (siglo II). Estaba cubierto con limo del Tíber y sobre él, rellenado de escombros, se había edificado. Y así permaneció, oculto y olvidado, hasta nuestros días.
El edificio que se halló, pese a mostrar muchas modificaciones, se encuentra en buen estado de conservación. Una escalera que asciende desde el nivel inferior induce a pensar que debió ser un complejo de dos pisos. Y, por su ubicación, se ha supuesto que pudiera tratarse de las oficinas destinadas a la administración del Circo Máximo. Posiblemente el lugar donde el curator desempeñase sus funciones en los juegos circenses.
Incluso es muy posible, según conjeturan algunos historiadores, que en estos sótanos fuera donde originalmente aguardasen caballos y carros antes de las carreras circenses.
INTERIOR DEL MITREO DEL CIRCO MÁXIMO
El Mitreo (Mithraeum) se encuentra en la planta baja de esta edificación, que fue reestructurada y acondicionada a finales del siglo III para rendir culto al dios Mitra. Así se desprende de los sellos de los ladrillos que la conforman, realizados en época de Diocleciano (emperador del 284 al 305).
El santuario se compone de cuatro habitáculos (rectangulares, paralelos e interconectados), cubiertos con bóveda de cañón. Una pequeña puerta permitía su acceso desde un pasillo, conectado con la entrada principal (originalmente en el lado Este). Sin embargo, en la actualidad se accede a través de una antigua entrada lateral.
Una primera cámara, que hace las veces de antesala, conduce a un segundo habitáculo. En él, dos pilares contienen sendas hornacinas que albergarían las estatuas de los dadóforos (Cautes y Cautopates). Éstos son los compañeros de Mitra (los portadores de la antorcha). Su presencia representa, respectivamente, el calor luminoso de la vida y el frío de la muerte.
El habitáculo de la derecha haría las veces de Vestibulum (vestidor).
En la sala siguiente, conformada por muros adicionales agregados en tiempos de Diocleciano, está enclavado el templo mitraico propiamente dicho. Es una larga sala central que simula la Cueva (Spelunca) del dios Mitra.
El pavimento está realizado con diferentes mármoles. Destaca un gran disco central de alabastro engastado en un cuadrado de mármol cipollino. Presumiblemente señalizase el lugar donde practicar los sacrificios rituales. Ello lo confirmaría el pequeño pozo situado a su izquierda, conectado por una tubería a una cloaca.
Al fondo, a la izquierda, un ábside de piedra pómez recrea el Santuario del dios Mitra. Seguramente en él estuviese el precioso bajorrelieve hallado (hoy reubicado) que representa la Tauroctonía: el icono central y fundamental del Mitraismo. Es el momento en que Mitra sacrifica al toro, cuya muerte fecunda el Universo y promueve la vida.
Es uno de los mejores relieves que representan la Tauroctonía, y ha llegado hasta nosotros prácticamente intacto. Además de estar exquisitamente cincelado, sobresale por su bella y clásica composición.
El centro está dominado por Mitra, apartando su mirada en pleno acto de matar al toro (Tauro), cuyo rabo termina en una esplendorosa espiga. El dios está ataviado con su típica vestimenta: túnica corta (manicata), capa “voladora” y gorro frigio (con una estrella en su punta y otras cuatro aún visibles a la derecha). De la herida del toro brota abundante sangre. Ésta es lamida por el perro y la serpiente, mientras el escorpión intenta herir al animal en sus testículos.
La imagen está flanqueada por los portadores de las antorchas, los dadóforos, vestidos con una simple túnica. Representan, con su presencia, el ciclo vital: Cautes (a la izquierda) porta la antorcha alzada, simbolizando el Orto; Cautopates (a la derecha) la lleva bajada, señalando el Ocaso.
Tras la escena principal, en el lateral izquierdo, está representada la cueva. En su techumbre, por la que deambula un lagarto, está posado un cuervo, que sujeta el manto del dios con su pico. A la entrada de la gruta reaparece Mitra cargando con el toro, y éste con una serpiente ante sus patas delanteras.
En las esquinas superiores, acompañan la tauroctonía los astros tutelares terrestres:
- el Sol (izquierda), con su característica corona de siete rayos, representa los poderes intelectuales.
- la Luna (derecha), con la mirada incisiva hacia abajo, vela por la energía vital en la Tierra.
Destaca la singular posición de los capiteles corintios que enmarcan el relieve: están invertidos en sintonía con las antorchas portadas por los dadóforos.
Además, en el friso superior puede leerse la inscripción dedicatoria:
“DEO SOLI INVICTO MITHRAE TI (TUS) CL (AUDIUS) HERMES OB VOTUM DEI TYPUM D (ONUM) D (EDICATED)”
(TITUS CLAUDIUS HERMES CUMPLIENDO UN VOTO DONÓ Y DEDICÓ ESTA IMAGEN AL DIOS SOL INVICTO MITHRA).
A la derecha de la sala se encuentra un alto podio, presumiblemente destinado a la celebración de los banquetes rituales (ágapes) de los iniciados. En la pared hay otro relieve, de menor factura, repitiendo la iconografía de la Tauroctonía.
Todas las paredes son de estuco, y están decoradas con multitud de exvotos e inscripciones dedicatorias (la mayoría de libertos). Es más, en una de las salas aún perduran restos de pintura del zodiaco que la decoraba. También aparecen diversos edículos, que debieron alojar diferentes estatuas (se hallaron dos estatuillas de Minerva y una incompleta de Venus).
Bajo el arco central se halló enterrada una gran ánfora de terracota, posiblemente utilizada para contener el agua de las purificaciones, o bien para recoger la sangre de los animales allí sacrificados. Aquí también están dispuestos podios laterales, donde se sentarían los adeptos asistentes.
Todo el complejo ocupa una gran superficie (89 m2). Sin embargo, el Mitreo propiamente dicho emplea unos 3 m. de ancho y 11 de largo. Los 33 m2 que aproximadamente ocupa hacen de él un modesto e íntimo Mithraeum.
No obstante, es uno de los mejor conservados de Roma. Y, aunque puede ser visitado, las condiciones de temperatura y humedad requieren preservarlo al máximo, al ser un lugar sin ventilación externa. Además, algunas de sus estructuras precisan reforzarse, debido, sobre todo, a las continuas vibraciones provocadas por el intenso tráfico rodado circundante. De ahí que el acceso esté muy restringido: sólo a grupos organizados y con reserva previa.
Como todo el Centro Histórico de Roma, también este Mitreo del Circo Máximo está declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad desde 1980.