VILLA DE MAJENCIO
La Villa de Majencio fue la residencia imperial (extraurbana, complementaria a la oficial del Palatino) de Majencio (Marcus Aurelius Valerius Maxentius).
Tras la abdicación de Diocleciano (305), y al no conseguir que su suegro Galerio (emperador del 305 al 311) le otorgase el título de César, se sublevó. Con el apoyo de las tropas pretorianas derrocó a su padre (el emperador Maximiano) y, en el año 306 (a sus 28 años), se proclamó emperador del Imperio Romano de Occidente.
Majencio edificó un suntuoso complejo palaciego, compuesto por tres edificios principales: un Palacio, un Mausoleo dinástico y un Circo. Es una extensa zona arqueológica situada en el km. 3 de la Vía Appia (entre la basílica de San Sebastián y la tumba de Cecilia Metela).
Pero Majencio no llegó a disfrutar plenamente de esta lujosa villa, pues falleció en su enfrentamiento con Constantino I. Según las fuentes históricas pereció ahogado en las aguas del Tíber el 28 de octubre del año 312, en el transcurso de la famosa “Batalla de Puente Milvio”. Su cadáver fue recuperado de las aguas y decapitado; y su cabeza fue paseada en una pica por las calles de Roma.
Y la basílica que estaba construyendo en el Foro, conocida como Basílica de Majencio, fue modificada y concluida en 313 por su vencedor.
Hoy apenas se conservan restos de esta lujosa residencia, que, presumiblemente, fue posteriormente donada a la Iglesia por Constantino.
Luego se fragmentó entre diversos propietarios, si bien a finales del siglo XVIII pasó a ser propiedad de la familia Torlonia. Éstos anexionaron los terrenos a la amplia finca adyacente que poseían en la Caffarella, utilizándolos como granja. Tanto fue así que hasta el mausoleo existente, aunque se preservó su estructura original, sirvió de establo durante mucho tiempo.
El área fue adquirida por la corporación municipal en 1943, y desde 1960, aunque no se aprecie, está en continuo proceso de restauración… Al parecer está previsto el acondicionamiento integral del conjunto, lo que permitiría visitas guiadas en un futuro próximo.
En la actualidad el acceso a la Villa de Majencio es gratuito, y pueden visitarse libremente sus diferentes construcciones.
EL PALACIO
El complejo palaciego se edificó sobre una anterior villa republicana.
Posteriormente (siglo II) fue muy transformada por el griego Herodes Ático. Éste, retórico, político y gran mecenas, lo incorporó a su enorme villa, conocida como “Pago Triopio”. Y aquí levantó un criptopórtico en el lado Este.
A la entrada había una sala, a modo de vestíbulo o antecámara, que permite suponer que era la zona destinada a actos oficiales (audiencias, recepciones, etc…).
El elemento central de la zona palaciega era un salón de 33 x 19’5 m., con un ábside en una de sus cabeceras. En las paredes que se han conservado aún perduran parte de las conducciones de calefacción que lo aclimataban.
El palacio estaba construido con estructuras de hormigón, revestido de ladrillo, y se supone que constaba de tres pisos, alcanzando unos 16 m. de altura.
Aunque las ruinas hoy existentes no permiten apreciar adecuadamente el conjunto, aún pueden distinguirse vestigios de sus dependencias anexas.
De todas formas, la zona es prácticamente inaccesible por la maleza que, descuidadamente, la circunda.
EL CIRCO
Se procedió a su excavación en 1825 y 1960. Es uno de los circos romanos mejor conservados, y el único que aún conserva parte de todos sus elementos arquitectónicos.
Perfectamente adaptado al terreno, el recinto se asienta a lo largo de un pequeño valle, ligeramente en pendiente (de Este a Oeste), y flanqueado por dos alturas. Éstas están ocupadas, respectivamente, por el Palacio Imperial (al Norte) y la cercana tumba de Cecilia Metela (al Sur).
El circo (circum) tiene unas dimensiones de 520 m. de longitud y 92 m. de ancho.
Tres filas de gradas discurrían por ambos lados largos del Circo, cuyo aforo se estima en unos 10.000 asientos. Estaban dispuestas sobre estructuras abovedadas, iluminadas por ánforas insertadas en la mampostería.
Un muro central de 296 m. de longitud (exactamente 1.000 pies romanos) definía la spina. Originalmente estaba recubierto de mármol blanco, con sendos pilares cónicos (metae) señalizando sus extremos.
En ella estarían los 7 delfines que, como en el Circo Máximo, servían para contabilizar las vueltas dadas a la pista durante las carreras.
La spina estaba decorada con numerosas estatuas, dispuestas en edículos, y entre ellas había varias cuencas de agua interconectadas que formaban una especie de canal (euripus).
En su centro se elevaba un obelisco de 16’54 m. de altura, de granito egipcio procedente de las canteras de Assuán. El papa Inocencio X lo halló aquí tumbado en 1647 y lo hizo trasladar a la Piazza Navona. Hoy es conocido como Obelisco Agonalis, y allí ornamenta la “Fuente de los Cuatro Rios”, de Bernini.
En el lado Suroeste se ubicaban las 12 carceres con que contaba: eran las estancias donde jinetes, monturas y carros aguardaban hasta el comienzo de los espectáculos. Estaban flanqueadas por dos altas torres junto a las cuales había sendos accesos.
La entrada principal, similar a un arco triunfal (Porta Pompae) y precedida hacia el exterior por unos escalones, se encontraba en el lado Este, justo en el extremo curvo del circo. En ella se halló en 1825 una placa, cuya inscripción permitió identificar el complejo; traducido, reza:
«DIVINO RÓMULO, HOMBRE DE NOBLE MEMORIA, DOS VECES CÓNSUL ORDINARIO, HIJO DE NUESTRO SEÑOR MAJENCIO INVICTO Y PERPETUO AUGUSTO, NIETO DEL DIVINO MAXIMIANO».
Actualmente puede verse una copia de la referida inscripción, colocada en el interior del fórnix de la puerta.
El recinto está conectado con el Palacio a través del criptopórtico preexistente. Majencio lo hizo ampliar (alcanza 115 m. de longitud) para facilitar su comunicación con el Palco Imperial (pulvinar), situado en el lado Norte del circo.
Al Sur aún perduran restos de las construcciones del Iudicum, la tribuna dispuesta para los jueces de las competiciones que aquí se celebraban.
EL MAUSOLEO
Para acoger sus restos y los de los demás miembros de su familia, Majencio hizo construir en su villa un suntuoso Mausoleo dinástico.
Se encuentra justo al borde de la vía Apia, ante el Palacio Imperial y el Circo descritos anteriormente.
El edificio, presuntamente inspirado en el Panteón de Agripa, es una majestuosa construcción circular abovedada de 33 m. de diámetro. Estaba precedido de un amplio pronaos (21’50 x 8’60 m.), con 6 columnas en el frente. Se accede a él descendiendo por una leve escalinata, si bien dispone de otro acceso trasero opuesto.
El interior, cubierto con bóveda de cañón, está sostenido por un enorme pilar central octogonal, de 7’5 m. de diámetro. En él están horadados 6 nichos (rectangulares y circulares) dispuestos para acoger las urnas funerarias. El resto del espacio interior es un gran corredor libre, si bien las paredes exteriores cuentan también con otros tantos nichos, éstos de mayor tamaño.
Todo el conjunto estaba insertado en un soberbio cuadripórtico (107 x 121 m.), cubierto con pequeñas bóvedas de crucero sustentadas con pilares de ladrillo y muros listados.
Aparentemente la estructura no llegó a concluirse, pues no se han hallado restos de pavimento ni de estuco con que previsiblemente estuviera revestido.
No obstante, debió acoger los restos de Valerio Rómulo, hijo de Majencio y de su esposa Valeria Maximila (hija del emperador Galerio). El joven falleció prematuramente a los 14 años de edad (al parecer ahogado en el Tíber, en el año 307), y por él es hoy conocido como “Mausoleo de Rómulo”. Tras su muerte fue divinizado, y en su honor se erigió en el Foro Romano un templo a él dedicado: el Templo del Divino Rómulo (“Divus Romulus”, hoy atrio de la iglesia de San Cosme y San Damián).