LA PUERTA MÁGICA
MISCELÁNEA

LA PUERTA MÁGICA

La Puerta Mágica, también conocida como Porta Alchemica, o dei Cieli (Puerta Alquímica, o del Cielo), es uno de los testimonios alquímicos más fascinantes y misteriosos del mundo.

Se encuentra en la esquina Norte de los jardines de Piazza Vittorio Emanuele II, protegida por una verja y apenas visible para los viandantes.

Forma parte de la Villa Palombara, cuyos jardines se consideraban un “locus amoenus” (lugar idílico, donde abunda la belleza, la paz y la tranquilidad). Había sido construida entre 1678 y 1680 por el marqués de Pietraforte, Massimiliano Savelli Palombara  (1614-1685). Éste fue un erudito, experto en ciencias esotéricas y apasionado de la alquimia, aficiones que compartía con el entorno de la corte romana de la reina Cristina de Suecia.

Es la única puerta que se conserva de las cinco que originalmente tuvo la villa, y que, en 1873, al reurbanizarse la zona, fue totalmente demolida. Tan sólo se conservó esta enigmática puerta, posiblemente como homenaje al marqués, que había sido Conservador del Campidoglio en dos ocasiones (en 1651 y en 1677). En 1888 se reubicó en el interior de la actual plaza, inscrustándola en un escueto tramo que se conservó del antiguo muro perimetral que en su día tuvo la iglesia de Sant’Eusebio all’Esquilino (hoy en Piazza Vittorio Emanuele II).

En 1888, para ornamentarla aún más, fue flanqueada por dos monstruosas estatuas del dios egipcio Bes. Ambas proceden del antiguo Serapeum (templo de Isis y Serapis) construido por el emperador Caracalla en 215 d.C., halladas en las excavaciones realizadas entonces en los jardines del Palacio del Quirinal (Piazza del Quirinale, actual sede de la Presidencia de la República italiana). Pese a ser anacrónicas en este emplazamiento, pues nada tienen que ver ni con la Puerta Mágica ni con la alquimia, añaden un toque llamativo, aunque siniestro, a tan singular monumento.

LA ALQUIMIA

Etimológicamente el término Alquimia procede del árabe al-kimiya, al parecer derivado del griego chymeìa, que significa “mezcla de líquidos”. Describe el arte surgido en el ambiente helenístico de Egipto en torno al siglo I d.C. que pretendía la transmutación de los metales en oro. Sus teorías y técnicas alcanzaron gran notoriedad en la Edad Media. Así, en la cultura occidental, plagada de pestes y enfermedades, y donde imperaba el cristianismo, la Alquimia se convirtió en la búsqueda de Cristo, en un retorno al principio creador.

En la búsqueda del lapis philosophorum (la piedra filosofal) no sólo se pretendió transformar los metales en oro, sino que se exploraron remedios para dar con el elixir de la vida y prolongar la vida humana. Con el tiempo, ya bien entrado el siglo XVII, se transformó en una ciencia filosófico-religiosa caracterizada por su hermetismo, ligada a la magia y al esoterismo.

LEYENDA DE LA PUERTA MÁGICA

La leyenda refiere que, cierto día, el marqués alojó en su casa a un joven estudiante de alquimia que buscaba la transmutación de la materia en oro. Sin embargo, una noche el joven desapareció. No dejó más rastro tras de sí que el de unas virutas de oro y una hoja de papel con oscuras frases latinas y símbolos imposibles de entender. Para que no cayesen en el olvido, el marqués los cinceló en la puerta de su laboratorio, en la esperanza de que las generaciones futuras pudiesen descifrarlos y revelar, algún día, el misterioso secreto de la piedra filosofal.

 

Símbolos de la Puerta Mágica

 

SÍMBOLOS E INSCRIPCIONES

La puerta, conformada por cuatro bloques de travertino, está coronada con un medallón circular, cincelado con enigmáticas decoraciones. En su reborde exterior figura el siguiente epígrafe:

«TRIA SUNT MIRABILIA – DEUS ET HOMO – MATER ET VIRGO – TRINUS ET UNUS»

Esto es una declaración explícita de la fe cristiana, que significa:

“TRES SON LAS COSAS ADMIRABLES: DIOS Y HOMBRE, MADRE Y VIRGEN, TRINO Y UNO”

Dentro de este disco se encuentra el Sello de Salomón, más conocido como la Estrella de David, dos triángulos equiláteros entrecruzados que en alquimia representan la unión entre el fuego y el agua, simbolizando el equilibrio cósmico (el Macrocosmos).

Sobrepuesto en el Sello está la cruz, símbolo de la Tierra, que representa los 4 elementos (tierra, agua, aire y fuego). Está situado sobre un círculo en el que se lee:

«CENTRUM IN TRIGONO CENTRI»

(EL CENTRO ESTÁ EN EL TRIÁNGULO DEL CENTRO)

En su base, el diámetro de otro círculo más pequeño coincide con el centro exacto de la circunferencia en que se inscribe. Ese punto de intersección es el símbolo de la “quintaesencia”, una representación del Microcosmos, interpretado como el símbolo alquímico del Sol y el oro.

SIMBOLOGÍA PUERTA MÁGICA

Presidiendo el dintel, en caracteres hebreos figura la inscripción “RUACH ELOHIM” (el “Aliento de Dios”), considerado fuente de toda sabiduría.

De ese aliento o espíritu de Dios emana la capacidad que permite al hombre indagar en la materia virginal (Mater Virgo), en el Caos original: esto es, en la creación microcósmica.

Dios no es tan sólo el Creador del Universo. Es el máximo exponente de todo un plan cósmico que habrá que saber interpretar y comprender. Sólo así se podrá manipular la materia, cuyas claves e interinfluencias con los astros siempre estuvieron para los alquimistas en los textos bíblicos. Tanto es así que el Nuevo Testamento ya prevé: “Si alguno de vosotros está a falta de sabiduría, que la pida a Dios, que da a todos generosamente y sin echarlo en cara, y se la dará. Pero que la pida con fe, …” (Epístola de Santiago, 1.5).

Bajo él, otra inscripción reza:

«HORTI MAGICI INGRESSUM HESPERIUS CUSTODIT DRACO ET SINE ALCIDE COLCHIDAS DELICIAS NON GUSTASSET IASON».

(UN DRAGÓN GUARDA LA ENTRADA AL MÁGICO JARDÍN DE LAS HESPÉRIDES, Y SIN EL ALCIDA (HÉRCULES) JASÓN NO HABRÍA SABOREADO LAS DELICIAS DE LA CÓLQUIDE).

Es una evidente referencia a la mítica expedición de los Argonautas, protagonizada por Jasón en busca del Vellocino de Oro. Se la equipara con la ardua tarea que se ha de acometer para hallar la piedra filosofal, como hiciera el alcida (Hércules) para hacerse con las manzanas de oro del Jardín de las Hespérides. Para ello, el alquimista habrá de superar las dificultades que se le presenten (el dragón) para poder alcanzar sus objetivos.

En las jambas y en el umbral de la puerta aparecen grabados siete enigmáticos símbolos (recordemos el significado mágico del  número 7).

Por su disposición (de izquierda a derecha y de arriba abajo), repiten el orden de las conocidas como “sílabas químicas” (syllabae chimicae). Son las siete sílabas básicas del sistema combinatorio alquímico, obtenidas de la combinación de los siete planetas entonces conocidos, en conjunción con los metales a ellos asociados.

SÍMBOLOS DE LA PUERTA MÁGICA

Bajo cada uno ellos, como guía para facilitar su comprensión, figura inscrito una elocuente sentencia latina:

 

  • Saturno-PLOMO (arriba, a la izquierda):

«QUANDO IN TUA DOMO NIGRI CORVI PARTURIENT ALBAS COLUMBAS TUNC VOCABERIS SAPIENS”

(CUANDO EN TU CASA LOS CUERVOS NEGROS PARAN PALOMAS BLANCAS, ENTONCES TE LLAMARÁN SABIO)

Saturno representa la materia prima. La inscripción hace referencia al “albedo” (transición al blanco); esto es, a la transformación del plomo (los cuervos negros) en plata (las palomas blancas). Así, cuando con la transmutación alquímica se obtiene el “blanqueo”, es que se está en el camino de la sabiduría (del conocimiento).

 

  • Júpiter-ESTAÑO (arriba, a la derecha):

DIAMETER SPHAERAE THAU CIRCULI CRUX ORBIS NON ORBIS PROSUNT”.

(EL DIÁMETRO DE LA ESFERA, LA THAU DEL CÍRCULO, LA CRUZ DEL MUNDO NO BENEFICIA A LOS CIEGOS).

Esta inscripción advierte que la ciencia hermética no es útil para el profano, para lo que se requiere una correcta interpretación del procedimiento alquímico. Así, la esfera cortada por la mitad por un segmento horizontal simboliza la Sal (la estabilidad de la materia); la cortada por un segmento vertical, el Nitrato Potásico (el dinamismo volátil); el signo de Thau en la esfera indica el Vitriolo; y la Cruz en la esfera, el Antimonio.

Por ello, el simple conocimiento de las sustancias alquímicas no servirá de nada si no se es capaz de ver. Se precisa arte y mente capaz. “Ceguera” es, por tanto, no entender el verdadero sentido de lo contenido en los tratados alquímicos; esto es, la falta de capacidad de percibir “la luz de la verdad”.

 

  • Marte-HIERRO (en el centro, a la izquierda):

«QUI SCIT CUMBURERE AQUA ET LAVARE IGNE FACIT DE TERRA CAELUM ET DE CAELO TERRAM PRETIOSAM”.

(QUIEN SABE QUEMAR CON AGUA Y LAVAR CON FUEGO HACE DE LA TIERRA CIELO Y DEL CIELO TIERRA PRECIOSA).

Este aforismo contempla una visión dinámica de la naturaleza, si bien se han de superar las habituales formas de raciocinio para poder transformar unos elementos en otros.

 

  • Venus-COBRE (en el centro, a la derecha):

​​»SI FECERIS VOLARE TERRAM SUPER CAPUT TUUM EIUS PENNIS AQUAS TORRENTUM CONVERTES IN PETRAM”

(SI HACES QUE LA TIERRA VUELE SOBRE TU CABEZA, CON SUS PLUMAS CONVERTIRÁS LAS AGUAS DE LOS TORRENTES EN PIEDRA)

Es una clara referencia al proceso de volatilización de la materia. Por la acción del fuego, las partes más volátiles de la materia se elevarán sobre ésta, y la energía más sutil que ésta contiene (las aguas de los torrentes),  podrán ser ahora fijadas. Tan sólo el verdadero alquimista podrá recristalizar esos componentes volatilizados, transformándolos en forma sólida: esto es, de corporificar el “Spiritus Mundi” (el mundo espiritual).

 

  • Mercurio-MERCURIO (abajo, a la izquierda):

«AZOT ET IGNIS DEALBANDO LATONAM VENIET SINE VESTE DIANA”.

(CUANDO EL AZOT Y EL FUEGO BLANQUEEN A LATONA, VENDRÁ DIANA SIN VESTIDO).

Esta frase es una referencia al mercurio filosofal (el azot o “mercurio de los sabios”) en el proceso de purificación conocido como el “blanqueo de Latona”. Así, tras haber sido sometido al fuego (principio energético etéreo), el azot se desprenderá de las impurezas que llevaba consigo. Es un proceso de purificación para liberar las sustancias de elementos extraños hasta alcanzar lo puro e incorruptible (Diana sin vestido).

 

  • Sol-ORO (abajo, a la derecha):

«FILIUS NOSTER MORTUUS VIVIT REX AB IGNE REDIT ET CONIUGIO GAUDET OCCULTO».

(NUESTRO HIJO MUERTO VIVE, REGRESA REY POR EL FUEGO Y GOZA DE LA UNIÓN OCULTA).

Este axioma refleja la perfecta “boda alquímica” a través del fuego purificador. Así, de la unión del espíritu y la materia surge una nueva sustancia, tal como el ave fénix que renace de sus cenizas.

 

  • En el umbral, a ambos lados del complejo signo del VITRIOLO, está inscrito:

«EST OPUS OCCULTUM VERI SOPHI APERIRE TERRAM UT GERMINET SALUTEM PRO POPULO”.

(ES SECRETO DEL VERDADERO FILÓSOFO ABRIR LA TIERRA PARA QUE GERMINE LA SALVACIÓN DEL PUEBLO).

Este aforismo concluye el ambicioso programa alquímico del Marqués de Palombara, encaminado a obtener ese elixir encerrado en el Spiritus Mundi: la piedra filosofal, la verdadera medicina.

El símbolo del Vitriolo agrupa en sí al Sol y a la Luna, junto con los cinco planetas (metales) y los cuatro elementos básicos (tierra, agua, aire y fuego). Su nombre (vitriolum en latín) encierra un conocido acróstico tomado de una arcaica máxima alquímica latina:

Visita Interriore Terrae Rectificando Invenies Occultum Lapidem Veram Medicinam” (visita el interior de la tierra para encontrar la piedra oculta de la verdadera medicina).

Por tanto, la labor última del alquimista es descubrir, como verdadero “filósofo de la naturaleza”, los secretos que esconde la tierra para mejorar la salud del pueblo.

Sobre ésta última inscripción, una escueta leyenda preside el umbral:

«SI SEDES NON IS» (SI TE SIENTAS NO VAS)

Sin embargo, al igual que la inscripción hebrea que preside el dintel (RUACH ELOHIM), también es legible de derecha a izquierda. En este caso sería un cuasi-palíndromo que rezaría:

«SI NON SEDES IS» («SI NO TE SIENTAS VAS«).

En cualquier caso es toda una invitación a perseverar, sin descanso, en el camino de la investigación, único medio para alcanzar el conocimiento y lograr nuestras aspiraciones.

 

Mucho de lo que hoy sabemos de la Puerta Mágica y de la Alquimia se lo debemos al romano Francesco Cancellieri (1751-1826), un erudito abad jesuita. Su mayor obra, “De secretariis basilicae Vaticanae”, fue publicada en cuatro volúmenes en 1786, con gran acierto crítico y científico. Recoge en ella todo un elenco de disertaciones sobre las antigüedades romanas. Gracias a él hoy conocemos parte del significado secreto de esos epígrafes.

Sin embargo, Cancellieri mostró poco interés por la Alquimia. En realidad la consideró un auténtico fraude para los crédulos, al dejarse seducir por las artes quiméricas en la búsqueda de la piedra filosofal. De ello dejó constancia expresa escribiendo:

Viven en perpetuo engaño, persiguiendo vanamente la triple esperanza de poder transmutar metales en oro, alargar la vida humana e incluso descubrir los números ganadores en la lotería”.

Sea como fuere, la práctica de la Alquimia ha estado presente desde la más remota Antigüedad. Pese a su oculto hermetismo, sus símbolos y máximas han fluido por las ciencias esotéricas (Cábala, Magia, Brujería, etc.), llegando incluso hasta la Masonería. También la Química, la Farmacia y la Medicina actuales se han nutrido de su impronta.

La Puerta Mágica es uno de los pocos vestigios históricos que perduran de ese conocimiento y de sus prácticas. Y, pese a los más de tres siglos de existencia, sus grabados siguen siendo una gran incógnita: un misterio que aún está por resolver.

La arcaica Roma, como no podía ser de otra manera, también puede presumir de preservar tan singular monumento. Así lo deseamos y difundimos desde nuestra ¡Infinita Roma!

 

 

BIBLIOGRAFÍA: Para documentar esta página se han consultado, entre otras, las siguientes fuentes:

 

 

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